sábado, 7 de noviembre de 2009

la costura como una herramienta mediadora entre la plastica y lo personal




- Se parte de una pequeña motivación para buscar los materiales, encontrar el álbum familiar, clasificar las fotos más importantes, si no se tienen por algún motivo las deben dibujar.

- El ejercicio busca generar una dinámica familiar inicial asociada a la búsqueda y selección de las fotos familiares con toda la carga afectiva y emocional que comporta recuperar esos registros fotográficos.

- Cuando trabajamos sobre el cuerpo, buscamos una observación y aceptación, respeto y límites con él. Como el formato era tan grande porque era de 70 x 90 cm. en la casa se tejía en familia hasta lograr terminar el trabajo, la familia estuvo bastante comprometida en la labor realizada.

- En el trabajo de la alcancía buscábamos recopilar nuestra propia memoria, guardar secretos, compartir los sueños pendientes, armar una obra entre todos ya que cada cubo hacía parte de una gran instalación.

- En la relatoría o pequeño diario buscamos la palabra, el dibujo y la costura para organizar un bello collage, queríamos saber en que ocupábamos el tiempo libre y con quien compartíamos la jornada contraria.
- Ahora que trabajamos el vestuario como soporte del cuerpo, la costura nos muestra que no tiene género, que la creatividad puede darnos posibilidad en la vida, que el hecho de hilar, remendar, coser, hace que surjan alianzas entre todos nosotros, que tengamos una vida más llevadera y muestra que el televisor, no es la única salida en el tiempo libre, el juego con las imágenes de nuestras fotografías nos permite reconocimiento desde nuestro propio yo.

la costura como una herramienta mediadora entre la plastica y lo personal


La experiencia de costura es exitosa dado que conecta a la persona con su propio yo, hace que el estudiante se reconozca y conozca a los demás desde su posición como persona, que habita un espacio, su propio espacio y logra que sea más considerado y respetuoso con el otro.

Cuando remendamos nuestros legados ancestrales con una vivencia, el ser con los espacios y la memoria y la traducimos en el hilo que hila, teje y trama, son los recorridos de la palabra mientras la aguja penetra en el papel o la tela. Son los recorridos de la memoria que habla de la vida como obra, de los ritmos de la existencia de un tiempo y de un espacio vividos.

El proyecto propicia entonces el encuentro con el mundo interior, con las experiencias íntimas, se trabaja en lo que se asigne como bitácora de recorrido personal y así el estudiante puede escribir y narrar eventos en su momento de paso, construirlos, reconstruirlos, organizarlos y cancelarlos mientras utiliza la costura como herramienta para ello.

El acto de coser es muy agradable y tanto hombres como mujeres lo hacen con gran facilidad además de que facilita el diálogo espontáneo y crea un ambiente propicio para la confidencia, la complicidad, el gesto afectuoso.

la costura como una herramienta mediadora entre la plastica y lo personal


En el año 2005 iniciamos una relatoría de quiénes éramos, cómo era nuestro grupo familiar y cómo era el espacio que habitábamos y por quién estaba conformado, con qué soñábamos y qué no deseábamos, este registro quedó escrito en la bitácora. Luego se hacían divisiones en el libro de los días de la semana y escribían las actividades que hacían y con quiénes permanecían en la hora contraria al colegio, posteriormente por toda la margen del libro debían coser, calcaban la silueta de su cuerpo y escribían dentro de ella con qué soñaban y, con la aguja, elaboraban un calado de hilo para cubrir el texto.

Fue una experiencia significativa, se conoció mucho de los alumnos. Entre ellos se reconocieron y crearon alianzas cuando se elaboraban las lecturas.

En el 2006, se inició una exploración sobre el traje que llevamos, lo dibujamos en la tela, luego lo pegamos de la bitácora y empezamos a coser, cada uno va construyendo las prendas femeninas y masculinas, vamos organizando diferentes diseños hasta crear, a partir de una idea, cantidades de ideas que tienen que ver con el vestuario. Se inicia entonces la costura en una dirección y cada uno va creando su propia impronta con el tejido. Esto hace que se hable en el salón sobre cómo cubrimos nuestro cuerpo, cómo nos ven y cómo nos sentimos, mientras se cose o se remienda se dialoga de muchos temas, nos conocemos mejor, creamos innumerables alianzas y vínculos afectivos.

la costura como una herramienta mediadora entre la plastica y lo personal


En el 2002 iniciamos con la memoria del álbum familiar. En las bitácoras personales trabajaron cada momento especial, remendaban, hablaban con gran emoción de sus seres queridos muertos, la gran mayoría por muertes violentas, la misma historia se repetía una y otra vez. Aparecían personajes que se habían suicidado o la ausencia de sus madres por lo que desde muy pequeños habían quedado en manos de un pariente cercano o de la mejor amiga de la mamá ya que ella se encontraba en el exterior (España, Alemania, E.U.). Ese álbum familiar sirvió como pretexto para el desahogo, muchas veces lloramos porque algunos habían sido violentados sexualmente y lo contaban señalando al familiar del que habían sido víctimas.

Ese año se trabajó con mucho respeto en las aulas de clase pues nos considerábamos mutuamente como partícipes de historias que de una u otra manera se tocaban.

En el año 2003 la experiencia de la costura la trasladamos al cuerpo. Se calcaban los cuerpos sobre papel, se unían unos con otros, luego sobre el calcado del cuerpo, pegaban recortes de papel periódico con temas significativos relacionados con el asunto del cuerpo todo esto acompañado de fragmentos de color y de imagen que le aportaran un elemento estético al trabajo. Después se empezaba a coser por los empates dentro y alrededor del cuerpo arrojando así un ser humano suturado a través de la historia y un cuerpo que es sometido a todo tipo de circunstancias. La experiencia fue especial porque despertaba el interés por ese cuerpo ausente, el respeto por nuestro soporte y el límite que debo establecer con él. La actividad fue bastante lúdica por la proximidad de los cuerpos y los juegos que esa cercanía propicia y más tarde la costura generaba la posibilidad de hablar a la vez que exigía una concentración por periodos más largos; la lectura de diferentes temas sobre el cuerpo permitió la discusión en las aulas.

En 2004 trabajamos la memoria. Construimos unas cajitas todas iguales, parecían alcancías, dentro de ellas escribimos las cosas que no nos gustaban, las que nos traían dolor y, en la tapa, lo que soñábamos. Luego se cerraban en la parte posterior, les pegaban fotos que para los estudiantes fueran muy importantes, posteriormente se realizaba con la aguja y el hilo un tejido. La experiencia fue maravillosa porque esa cajita representaba muchos secretos que eran compartidos entre ellos, se hablaba en pequeños corrillos mientras se remendaba.

la costura como una herramienta mediadora entre la plastica y lo personal







Durante la práctica docente cotidiana, desarrollando uno y otro ejercicio de plástica fui descubriendo que los alumnos necesitaban de experiencias y trabajos que tocaran más su terreno personal, algo que los involucrara en su propia memoria, un trabajo que diera cuenta de preguntas como: ¿quiénes eran?, ¿de qué grupo familiar hacían parte?, etc.

En 1999 mis estudiantes en ese momento estaban en los grados 6º, 7º y 8º y decidí que los alumnos del grado octavo serían los seleccionados para abrir el álbum familiar e iniciar un trabajo que consistía en una búsqueda de cada uno en los momentos más importantes de su vida, no importaba de la índole que fueran.

En la bitácora que cada uno llevaba para la materia de educación artística, luego de haber fotocopiado las fotografías, los alumnos pegaron aquellas donde aparecen ellos y las cosieron por el rededor de las fotos, las podían fragmentar inclusive, crear cada posibilidad de puntadas, esto generó en los jóvenes tal entusiasmo que las bitácoras fueron invadidas por una gran cantidad de puntadas, aquellas aprendidas en casa ya fuera por parte de la abuela, madre, tía o pariente cercano.

Las fotos asociadas a la costura daban como resultado que la conversación empezaba a fluir espontáneamente porque el alumno estaba buscándose en su propio grupo familiar. De un momento a otro se unían en corrillos pequeños a dialogar sobre los eventos que aparecían en las fotos: el primer año de vida, el bautizo, casi todos hablaban con gran esmero del día de la primera comunión, no faltaba el chiste, el grupo que se soltaba en una carcajada, los gestos de cariño frente a un bello gesto de uno de ellos en las fotos; el reconocerse como ser humano que habita un espacio, que tiene deberes y derechos, le daba a la clase un ambiente de respeto del uno frente al otro.

El proyecto parte de la necesidad de expresar a través de la costura los duelos, pérdidas y emociones que continuamente llevamos a lo largo de nuestra existencia, de pronto persigue logros y objetivos puntuales pero definitivamente lo que busca es una buena conversación; es la posibilidad de expresar y escuchar mientras inconscientemente vamos cosiendo o remendando.

Ensartar la aguja, hacer el nudo, partir el hilo, rematar la puntada cuando el hilo se acaba, son dinámicas iniciales al plantear la costura y darle su significación como tal, es además la recuperación de un legado que tiene que ver con nuestros antepasados étnicos y la manera como el hombre solucionó el amarre del cuerpo a partir de las pieles para protegerse de las temperaturas que lo azotaban.